domingo, 2 de marzo de 2014

Entre el riesgo y la divulgación

La aparición en el cambio de siglo de un curioso grupo de música popular alemán denominado Gregorian bajo la conducción de Frank Peterson, constituye una clara señal del interés masivo que tuvo hasta no hace de esto mucho el universo vinculado al canto gregoriano, y luego el gregoriano mismo, lejos de los estereotipos vinculados a su naturaleza.
 
En el primer trabajo discográfico más o menos relevante de esta agrupación, denominado Masters of Chant Chapter I (1999) aparecen registrados ingeniosos arreglos de conocidas piezas del pop, incluyendo The sound of silence, Brothers in arms, When a man loves a woman, y otras. Con sonido ambiental, tempo rallentecido, coro masculino al unísono de fraseo blando y sin vibrato, el efecto hay que reconocerlo agradable, pese al edulcorante. Las presentaciones in concert de “Gregorian”  incluían una puesta en escena donde los juegos de luces, la coreografía e indumentaria monástica, eran evocadores y novedosos,  habida cuenta del público al cual se orientaba. Fue darle una vuelta de tuerca más al proyecto de música electrónica alemán “Enigma” que fundara Michael Cretu, David Fairstein y el mismo Peterson, cuyos trabajos incluían samples de la Kapelle Antiqua conducida por Konrad Ruhland –por los que luego debieron hacer frente a sendas demandas legales- y mucho “ambiente” pop, rock y new age. De hecho, estos samples eran el único gregoriano auténtico que se podía escuchar en esta clase de producciones (1).

“Enigma” allanó el camino tanto de “Gregorian” como del proyecto francés “Era”, entre otros. Se trata de materiales fonográficos hoy fácilmente localizables en los escaparates de las disquerías, que desde la evocación de este repertorio litúrgico han contribuido a que el mismo exista de alguna forma en el horizonte de conocimiento del público masivo; ¡y a que el gregorianista se vea exigido a disertar en panorámica sobre su materia, previo a una celebración litúrgica o un concierto, cuando se le pregunta dónde están los instrumentos que van a acompañar el canto!


"Gregorian": el hábito no hace al monje.
 
DE “ENIGMA” A LOS MONJES DE SILOS
 
Siendo el resultado tan lejano del género original, de su riqueza melódica, rítmica, expresiva, el riesgo de las confusiones y de simplificaciones de todo tipo resulta evidente. Pero aún salido de las naves de las iglesias y penetrado en toda clase de escenarios, este tipo de experimentos promovió –justo es decirlo- en ciertos auditorios alejados de la fe cristiana, de su arte y de los recintos sacros, el conocimiento de este “estilo gregoriano”.
 
Tema tan antiguo como el gregoriano mismo es su ductilidad, que supo ser simultáneamente materia de trabajo para trovadores y troveros -los cantautores de antaño-, los organistas de Notre-Dame o de St. Martial, los compositores del Calixtinus, hasta los polifonistas renacentistas, por no mencionar los tantos creadores modernos y contemporáneos que extrajeron de su cantera valiosos recursos musicales. En efecto, “monumento incomparable por la riqueza, variedad y espiritualidad de su composición musical, destinada a subrayar los más bellos textos de la Biblia” en palabras de Michel Huglo (2), el gregoriano sin duda no deja de cautivar, en toda la extensión del término. Por lo cual la reflexión  aquí pasa por el avance de la cultura de masas sobre la música llamada “culta”, se llame Waldo de los Ríos y los restos de la  Sinfonía N°40 de Mozart, los Cuadros de una exposición de Moussorgky según Emerson, Lake & Palmer, la melodía principal de Para Elisa de Beethoven transformada en metálico ringtone, el Ave Maria de Bach-Gounod tal como fue presentado por la cantante franco-estadounidense Arielle Dombasle y  el grupo “Era” (3), “Gregorian”, y los beneficios directos que tiene sobre la obra y/o el género original, sin aditamentos, clichés o deformaciones, esta clase de “arreglos” para un publico más generalizado.
 
En el caso del canto gregoriano, alejado ya el suceso de 1994 que significó la masificación de aquellas masterizaciones de antiguos registros realizados por los monjes de Silos, pareciera que el  halo mistérico que enmarca este compendio de melodías, no hizo más que consolidarse en un tiempo necesitado de respuestas a aquello concerniente a lo trascendente de las cosas. Y hoy, extraído el estereotipo, que campee como música alternativa, cuando la cultura busca sus fuentes primigenias, como forma de regeneración y supervivencia.
 
 
                                                                    Enrique MERELLO-GUILLEMiNOT



(1) Su exitoso sencillo Sadeness utiliza fragmentos de la antífona Cum angelis con el Sal. 24 (23), 7-10 (LU, 588).
(2) Cf. HUGLO, Michel: Musiques latines, en Le Monde de la Bible 37 (1985).
(3) Más allá de valor artístico de su video clip dado a conocer a mediados de 2013, no deja de causar una sensación extraña, por así decirlo, observar cómo los esplendorosos interiores de la iglesia de Val-de-Grâce, en donde los domingos de otrora resonaban los neumas del  Choeur Grégorien de Paris, se transformaron en escenografía de lujo de este insólito proyecto musical .