martes, 2 de julio de 2013

El ritmo de los amanuenses

Un aspecto problemático y expuesto a las soluciones más inverosímiles, es el ritmo gregoriano. Sobre todo cuando se quiere razonar a partir de lo que la modernidad entiende como tal.

El estudio del ritmo gregoriano no debe desvincularse de la naturaleza eminentemente cantabile de esta clase de música. Constituye un lugar común, un topos en los viejos tratados, la referencia al ritmo libre del canto gregoriano. La explicación que sigue a este enunciado se reduce generalmente a la alternancia de módulos binarios y ternarios propuestos por dom Mocquereau hace un siglo atrás, a partir de los trabajos del marista Antonin Lhoumeau (1). Contrapuesta a la música mensurada venida de los tiempos de Franco de Colonia, la formulación del ritmo libre busca determinar algo que en su misma expresión parece tan indeterminado. La pregunta parece desprenderse naturalmente: por ser libre, ¿es un ritmo arbitrario? ¿Artificioso? ¿Y libre de qué?

Los intentos por rescatar el ritmo auténtico de los códices han sido numerosos y generalmente razonados a partir de la cuantificación de lo sonidos. Es el caso de Peter Wagner, quien sostenía que la mensuración del gregoriano existió  siempre, razonando a partir de la notación mensurada de la polifonía, originada en los tipos cuadráticos del gregoriano. O de dom Jules Jeannin, quien adjudicó a las notas valores caprichosos, conforme buscaba aproximarse a un tipo de mensura aprisionada en las barras del compás moderno. Menos afortunadas parecen ser las conclusiones de Georg Houdard,  para quien la unidad interna del neuma exige que éste valga un tiempo, independientemente de la cantidad de elementos componentes. ¿Cómo se soluciona operativamente la ejecución del neuma de 68 elementos sobre “iubilate” en el ofertorio Iubilate Deo, a partir de este supuesto teórico?



Fragmentos del OF Iubilate Deo (I semana del Tiempo Ordinario)
según el Graduale Triplex. La notación neumática que reproduce
fue tomada a su vez del ms. Einsiedeln 121/54.
 
EL RITMO, UNA CATEGORIA EXPRESIVA
 
La diversidad morfológica de los neumas adiastemáticos  (2) y el rol de la palabra, movieron a dom Cardine a encontrar los verdaderos fundamentos del ritmo gregoriano en dicha variedad neumática relacionada con el texto, y no en otro lugar. Es un ritmo que los notadores medioevales registraban como parte misma de la calidad expresiva de los signos: un ritmo de la cualidad y no de la cantidad.

Siendo una condición eminentemente dinámica de la música, porque lo es del movimiento, por definición, y porque otorga un determinado sentido al discurso musical, el ritmo se somete en el gregoriano a las condiciones impuestas por la lengua latina. Desde esta perspectiva, la melodía surge como desprendida por así decirlo, del texto y su musicalidad propia. Y aún cuando es muy ornamentada y pareciera independizarse, el ritmo le sirve en un plano más profundo, para atraer la atención del auditor hacia las palabras principales, en el aspecto más espiritual que material de las mismas.

El ritmo gregoriano es libre sí, en tanto no enjaulado en el rigor del compás y del metrónomo, pero aún es menos libre que el de la música figurada, por cuanto sus elementos están perfectamente determinados desde un punto de vista semiológico, uno por uno. Todo ello da lugar a una sistemática que no se sostiene por normativa mensuralista de ningún tipo, y que tiene su clave en el valor silábico, entidad básica de la palabra latina. Una simbiosis texto-melodía que es también sílaba-sonido. Demostración que la escritura gregoriana más primitiva es una pauta de la expresión y del ritmo antes que de la melodía, sobreentendida por los notadores, en virtud a una tradición oral largamente institucionalizada.

                                                                                Enrique Merello-Guilleminot


(1)Cf. GUILMARD, Jacques-Marie: La teoría rítmica de dom Mocquereau (trad. Anamaría CLEDON PAZOS) revista “Sinfónica” Nos. 84/85 (Montevideo, Enero & Febrero de 2002).
(2) La escritura no interválica precedió al sistema de líneas, que se introdujo progresivamente a fin de precisar la altura de los sonidos.

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